Valiosa herencia
Ingresar al corazón de lima es grandioso porque es la única oportunidad de conocer los maravillosos atractivos que tiene el Perú. La majestuosa ciudad de los Reyes posee una serie de lugares turísticos que son el punto de turistas y lugareños. En el centro de la ciudad donde las construcciones se conjugan para convertirse en el principal polo de atracción de nuestra capital, un grupo de feligreses aguardan con anhelo, ingresar a las iglesias para ensalzar su misericordia al Padre Celestial.
Con aire romano
Una de las más enigmáticas Iglesias ancestrales peruanas y que perduran a pesar de los años, es la de San Francisco, llamativa por guardar el espíritu de religiosidad entre sus paredes y por poseer unas criptas conocidas como catacumbas por su similitud con las encontradas en el Imperio Romano. Para llegar solo es necesario ubicarse a dos cuadras de distancia de la Plaza de Armas. Ahí, una construcción de color amarillo con una plazoleta rodeada de un sinnúmero de palomas se roba la atención de cual espectador decida asomarse en este templo.
Sin embargo, nadie puede imaginarse que debajo de la Iglesia de San Francisco existe un cementerio que parece un laberinto, lleno de bóvedas subterránea. Este recinto guarda aún el olor extraño y bastante húmedo que hace imaginar, en la medida que el visitante se interna, que muchas personas yacen bajo los pies, ocultos.
Desde la antiportería y el vestíbulo del templo empieza a mostrar su riqueza. Los lienzos y esculturas, de maestros como de genios anónimos, hacen casi tangible el hambre espiritual, la piedad de aquellos artistas de distintas épocas que supieron plasmar su amor por lo sagrado y divino.
Tanto la sala de exposición penitenciaria, el claustro principal y la sala capitular, donde los franciscanos se reunían para celebrar sus capítulos conventuales y tratar asuntos de fundamental importancia, conforman un rico mosaico de diseños y formas que unen estilos de diversas escuelas, épocas y países.
Este conjunto monumental está hecho de ingenio y técnica, de arte y trabajo, pero sobre todo de fe y de amor, de profunda piedad y devoción, y es en el fondo eso lo que le hace verdaderamente hermoso para todo peregrino que llegue con el corazón abierto para dejarse interpelar por el misterioso lenguaje del arte, historia y la fe.
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